Espacios

Te quiero de arriba a abajo, de un lado a otro. De tu corazón al mío. 

Absorto

Te amo como la historia ama los laberintos, la geografía las cordilleras, y los fantasmas deambular ensimismados por las noches. 

Lo que me ata a ti es tan fuerte que disemina toda duda, destroza mi entendimiento, enloquece mi ego; no imagino atardeceres sin tu encanto. 

Avasalla lo que me tiene adherido a tu sonrisa, y estar a tu lado, compartirnos, y permanecer abismado por tus besos, se ha vuelto innegablemente el argumento que justifica mi existencia.

 

Calendario

 

Cómo hubiese querido anotar la fecha exacta en la agenda de mi vida cuando te vi por primera vez, caminando hacia el Centro de Documentación, por donde estaba el cajero automático, en el cuarto piso de Bucareli 8, en El Universal. Belleza perturbadora. 

Sabría entonces el día, y quizás hasta la hora exacta en la que nuestros destinos cruzaron para no separarse más. 

Años después permanezco engolosinado con tu frescura y adoro cada parte de lo que sos. 

A quién agradecer tanta ternura, pasión, sueños y ráfagas de sentimientos.

Lo más cercano que mi memoria atina es que fue algún día de 1997. La tarde en la que comencé a morir de amor.

Tequila

 

Te amo con el ímpetu de los mares, con la fuerza de los cometas, con el poderío de un huracán. Lo que siento por ti traspasa todas las fronteras, rompe los obstáculos, aniquila la razón. No conoce límites. 

Lo que siento por ti, me sobrepasa. 

Trepidante

Me tienes vibrando. 

Cuando te miro de cerca y nuestros labios se entrecruzan, cuando me hablas, me sonríes. Cuando me atrapa el embeleso. 

Todo el tiempo vibro, contigo, sin ti, cerca y a la distancia. 

Lo hago cuando pienso en lo que hemos construido y fervoroso siento una dicha plena, me siento entero. 

Me das la fuerza para seguir. Lo hacen tus palabras y tus guiños. 

El mundo tiene sentido a partir del espacio que habitamos, el calor de los cuerpos, el frenesí de cada beso. 

Vibro todo el tiempo. 

Si estás o no. Cerca o lejos. Junto a mí o inundando mis pensamientos. 

Así estoy, todo el día, vibrando por tu amor. 

Avasallado por ese huracán emocional que significa tenernos mutuamente. 

Sometimes

A veces me pregunto, ¿por qué estoy tan enamorado?

Y rápido, mirándote, encuentro la respuesta.

Llevas las riendas de este amor.

Reencuentro

Es cierto, han pasado 23 años desde que nuestras miradas se cruzaron. 

Y han sucedido todo tipo de tropelías. Los viajes hacia las profundidades del alma, las aventuras siempre juntos, los buenos y los malos momentos. 

Buenaventuras y avatares. 

Se acaba el año de la pandemia, ese que trastocó nuestros destinos. 

Lo agradezco. Es, no tengo duda, la mejor época de mi vida. 

Si encontrarte fue una fortuna inesperada, años después besar la comisura de tus labios, hacer mía tu boca, reencontrar nuestros anhelos, refresca mis deseos por adorarte. El paso del tiempo nos hace invencibles. 

Me encadené desde el primer momento en que te vi y dos décadas después mi corazón palpita emocionado por tu amor. 

Este inolvidable 2020 nos trajo de regreso. Y no existe situación en el mundo que me haga más feliz. Comienza un nuevo ciclo y, tenlo por seguro, nada frenará mi pasión por ti. 

Cuidado. En esta casa estamos enamorados. 

Y nadie lo puede detener. 

Trompo

Me tienes girando.

Cuando te multiplicas en tantas encomiendas, y te entregas con vehemencia a la lucha, certificas que todo marche bien, haces cuentas, pones luces, o te sientas a mi lado a escribir. 

Cuando tu voz cruza el viento y llega nítida, valiosa, fresca, contundente a los radioescuchas.

También ese momento en el que me narras tus vivencias con un frenesí que me arrebata. Yo te miro enamorado.

Me haces girar todo el tiempo. No te sales de mi mente. Habitas en el centro de mi pasión. 

A todas horas estás aquí, ronroneando fantasía.

Te pienso extasiada, sonriente, feliz, y yo lo soy. Estás conmigo todo el día, enardeciendo mis sentidos, mientras yo, derramando el corazón de amor, vivo girando.

Huelga

Tu determinación, tu arrojo, la valentía. Ese ejemplo de dignidad que ofreces. La fuerza con la que transitas estos días; la razón, la lógica, la ley y los mejores argumentos, de tu lado. 

Observarte en lucha, ver multiplicarse tu creatividad, escucharte en la batalla, coordinando sin titubeos y resolviendo cada obstáculo. 

Administras, además.  

Esta faceta me conmueve. Una de las bases del amor, dicen, es la admiración. 

Justo lo que siento por ti en estos momentos, en los que todas las aristas se confabulan para darme el pretexto exacto de repetirte que te amo. Por lo que eres, por lo que destellas; por el vigor que le brindas a esta vida y a este, nuestro amor. 

Ni un paso atrás.

Hasta la victoria, siempre. 

(…Y administras, además, mis emociones más profundas, esas que me mantienen maravillosamente atado a ti).

Encanto

A veces quisiera tener el poder de parar el tiempo. Lo haría en ese momento en el que tus ojos me trasmiten la esencia del amor; permanecer así, eternamente, bajo el influjo de esa mirada que simplemente me arrebata. No es necesario decirlo: estoy prendado a la magia de tu encanto. Al hechizo de poseernos.

Miel

Si tuviese que elegir el mejor momento de mi existencia diría que ha sido a tu lado. 

Y entonces tendría que hurgar en mis emociones, y decidir. 

Aquel en que en la redacción tomé de la impresora un par de líneas que habían emergido espontánea y furiosamente desde el fondo de mi ser, al verte. 

Quizá cuando de la mano escuchábamos a Fernando Delgadillo en carretera, y sus sinuosas veredas, en el vocho amarillo, cómplice intermitente del idilio. Tomar camino a tu lado sigue siendo uno de mis momentos favoritos. 

O cuando el sabor de la langosta colocó cada noche a nuestro romance a niveles infinitos durante la luna de miel. Amor a la mantequilla.  

Mejor: cuando vamos de compras, decoramos el destino, nos mimetizamos. 

No. 

Si tuviese que elegir el mejor día de mi vida, sería este, el día de hoy, que transito esperando taciturno el próximo de tus besos.

Pregunta

Al estilizado caminar hubo que sumar las uñas naranja, la silueta en color mezclilla, la suavidad de tu piel, las caricias agazapadas, el semblante inmerso en el deseo, las sonrisas cotidianas, las pequeñas mordidas en el cuello, las historias de oficina, los días enamorados… 

…Y la vida junto a ti. 

Porque cierro los ojos y estás tú. Porque sonríes. Porque a cada paso me deleitas. Porque tu fragancia es mi eterna acompañante. Porque estás, aquí, a mi costado, iluminándome.

¿Y ahora?

¿Qué hago? Si te quiero a rabiar. Si ya no dejo de pensarte. Si me tienes agarrado de los besos. Si te añoro como a estrella. Si imploro tus caricias. Si no camino sin tu imagen. Si es demencia por tu risa. Si el espasmo es más intenso. Si en tu cuello desvanezco.

Si he saboreado hasta tu alma.

Compañía

Tu cuerpo es el remanso necesario, la quimera ideal, el paso irreductible; el afán cotidiano, perenne anhelo, destino obligado. Es la mariposa atrapada, el bailoteo de un ángel, una barca que arriba; película muda, nostalgia a futuro, colegio de emociones. Oye, tu cuerpo es el lugar donde exploro la intensidad del universo y descubro la verdadera razón de la existencia. Tu cuerpo, breve, que es mío, locura recurrente. Principio y final de nuestra trama.

Y tu imagen…

Estoy atado a tu recuerdo: surge, cruza el aire, detiene el tiempo; y luego se acomoda, camina a mi lado, me acompaña cuando pienso en ti.

Escarceo

Con frecuencia te evoco. Y me sorprendo sumergido en una suerte de detalles tales que no podrías creerlo. Aquel, que debió ser el día uno en que te vi: esbelta y fascinante, serio el rostro, hechizante caminar. Descubrirte en la redacción, día a día, fue la aventura compartida que llenó mi vida de futuro. Así, tu presencia volvióse cotidiana.

Era mi mirada la primera en buscarte al llegar a la redacción temprano porque, de otra manera, te habrías ido. 

Era seguir tus pasos, primero discretamente, y tú, insuperable, paseando de un lado a otro de mi ser. Ahí, tu presencia volvióse un argumento. Te imaginaba, por supuesto. Cómo sería. El talle ideal. Esos ojos. Porque entonces tu mirada marcaba distancia. Nadie dijo que fuese sencillo el escarceo para abrir tu corazón. Esos ojos llenos de ternura y porvenir.

Vino el día en que el equilibrio del cabello y el color de las uñas me obligaron a no dar vuelta atrás. Esa tarde me lancé a la piscina sin saber dónde caería. Y aquí estoy.  

Y luego, ser atento. Caminar a tu lado, por las calles, rumbo al metro, primero. De la mano algunas veces. Y después del primer beso, el sinfín de momentos, ya para entonces tú y yo inseparables, entregados al amor. Tu presencia volvióse una sonrisa. Llenamos de ilusiones el camino. Seguimos deambulando cada historia. Somos esa suma de nuestros días enamorados. 

Te observo y me convenzo de que no hay otro destino sino a tu lado. 

A veces te evoco y me sorprendo sumergido en una suerte de detalles tales que no podrías creer. 

Justo hoy, cuando tu presencia se volvió mi firmamento. 

Dulzor

No es tu sonrisa. No tus besos. No solamente. Va mucho más allá. Eres tú. Es el momento. Estás aquí, mágicamente, en el preciso instante en que te anhelo. Me gusta sentirte. Escuchar tus latidos. Te quiero. Más allá cuando me hablas. Te quiero mucho más allá. Compartimos historia. La vivimos. Y soy feliz. Perdida la mirada en esa tu figura; mi zozobra hurgando cada poro, vehemente.

El mundo sólo tiene sentido gracias al brillo de tus ojos. 

Porque eres tú. Porque transmites dulzura. Porque eres un deleite. Porque tu fragancia es mi eterna acompañante. Porque somos aquello que imaginé.

Que tus manos jamás me abandonen, que tus labios no dejen de buscarme, que tu corazón sea mi constante compañía, que tu mirada sea testigo de mi amor por ti. Que seas feliz.