Me tienes vibrando.
Cuando te miro de cerca y nuestros labios se entrecruzan, cuando me hablas, me sonríes. Cuando me atrapa el embeleso.
Todo el tiempo vibro, contigo, sin ti, cerca y a la distancia.
Lo hago cuando pienso en lo que hemos construido y fervoroso siento una dicha plena, me siento entero.
Me das la fuerza para seguir. Lo hacen tus palabras y tus guiños.
El mundo tiene sentido a partir del espacio que habitamos, el calor de los cuerpos, el frenesí de cada beso.
Vibro todo el tiempo.
Si estás o no. Cerca o lejos. Junto a mí o inundando mis pensamientos.
Así estoy, todo el día, vibrando por tu amor.
Avasallado por ese huracán emocional que significa tenernos mutuamente.
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