Me domina una costumbre. La de mirarte.
No puedo dejar de hacerlo. Observarte desborda mi conciencia e inunda de armonía mi corazón.
Mirarte ha sido la clave.
Desde el vestido verde y la falda de mezclilla en la redacción, hasta el agua caliente cayendo sobre tu cuerpo esta mañana, mirarte ha sido el elemento que me enlaza a ti. El motor de mis anhelos.
Atisbar tus movimientos, detenerme en tu cabello, saborear la ternura de tu rostro, y no perder ni un segundo sin tu imagen, se han vuelto una costumbre.
…Contemplarte.
Mis ojos se saturan de pasión.
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